Un apartamento pequeño de una habitación y 37 metros², decorado de manera simple con colores suaves y texturas cálidas que invitan a quedarse y disfrutarlo. El mobiliario es una combinación de muebles de estilo vintage y modernos en perfecta armonía.
Las lámparas en color negro rompen un poco con todo el blanco y generan contrastes interesantes.
Los objetos decorativos ganan protagonismo en este apartamento: accesorios y conjuntos de cuadros cuidadosamente seleccionados adornan cada rincón y evidencian el trabajo de estilismo de interiores realizado por Emma Fisher con el objetivo de hacer la vivienda más atractiva para la venta.
El comedor es uno de los rincones que más me ha gustado de este apartamento, realizado con una pequeña mesa cuadrada y un par de sillas en madera clara. Se ubicó muy cerca de la cocina y al estar pegado a la pared no obstaculiza la circulación
En la estancia principal funcionan la sala de estar, un pequeño comedor y la cocina, totalmente integrada. Si bien está todo junto, cada sector está bien definido con una distribución de muebles que hace que el espacio sea más cómodo.
La cocina está integrada totalmente a la sala de estar. Su diseño no es actual pero con unos cuantos accesorios resulta más atractiva a la vista y el diseño pasa a un segundo plano. Las alacenas con puertas vidriadas dejan ver la vajilla y utensilios de cocina allí almacenados, creando nuevos puntos focales y adornando el sector. Con este tipo de alacena es importante hacer una curación de objetos y sólo mostrar los que son más atractivos a la vista para dar sensación de orden en vez de amontonamiento.
La habitación es extremadamente angosta y por eso se colocó una cama baja para hacerla visualmente más amplia. Abajo, los libros también pueden usarse para decorar.
Fotos: Maria Sahlander